Nos hablan de un lugar de Formentera diferente. Allí no encontraremos las inolvidables playas de blanquísima arena características de esta isla, ni la arquitectura tradicional de sus pueblos, ni la imponente majestuosidad de sus acantilados. Nos cuentan que es un sitio inhóspito y desgarrado por los vientos y la proximidad del mar. Pero insisten en que no nos lo perdamos.

Salimos de Castaví buscando el cercano Estany Pudent para tomar la ruta verde 2, que lo va bordeando hasta que torcemos a la izquierda guiados por la señal que nos indica la dirección hacia Sant Francesc Xavier. Una vez allí recorremos sus calles de casas blancas para dirigirnos al inicio de la ruta verde 4 que nos lleva al espacio protegido de Can Marroig. A medida que vamos entrando en su paisaje singular entendemos porque teníamos que conocerlo. Cuando nos acercamos al mar nos encontramos con las obras de arte que el viento y el mar tallan en las delicadas rocas de arenisca.