Salimos de Castaví en dirección a la zona más elevada de Formentera. Para llegar al Pilar de la Mola ascendemos por una sinuosa carretera que nos va ofreciendo una magnífica perspectiva de las singulares formas de esta isla. Una vez llegamos a la población tomamos un camino que se va trazando entre campos de espigas doradas por el sol, hasta llegar a uno de los últimos molinos de harina que estuvieron en activo en la isla de Formentera. El Molí Vell, construido en 1778, es un símbolo perfectamente conservado de la época en que la pesca y la agricultura eran la base principal de la economía isleña. Aquí se molía el trigo para hacer el pan día a día, hasta que dejó de girar con la fuerza del viento en 1964, con la aparición de los primeros motores.

Una de las leyendas de Formentera cuenta que el mismisimo Bob Dylan vivió una temporada en este molino. No sabemos si realmente fue así, pero esa posibilidad hace nuestra visita al Molí Vell de la Mola aun más mágica…